lunes, 4 de abril de 2016

Lección 7: Fumar no es respirar

El hábito de fumar tabaco incrementa la probabilidad de contraer diferentes tipos de cáncer y otras enfermedades del pulmón, el corazón y todo el aparato circulatorio. Aproximadamente 90% de los casos de cáncer en el pulmón se relacionan con el consumo de tabaco, lo mismo que 75% de los casos de bronquitis y 80% de los enfisemas pulmonares. 



Entre los fumadores, las tasas de mortalidad causadas por esas enfermedades son considerablemente más altas que las de los no fumadores y las personas que reportan con mayor frecuencia otros signos de enfermedades pulmonares y deterioro en la función pulmonar, síntomas que una vez más aumentan de acuerdo con el número de cigarros consumidos cada día. 


El humo del cigarro inhibe la movilidad que permite la limpieza del conducto respiratorio, lo cual favorece el desarrollo de la tos, de infecciones respiratorias y dificulta la eliminación de flemas. 


Otro de los problemas más serios de la adicción al tabaco es la actitud de los consumidores: con frecuencia sucede que los fumadores (incluso aquellos que tiene años de serlo) no perciben signos del daño que les provoca el cigarro. Esto les hace creer que su estado de salud es bueno y los anima a seguir fumando; por desgracia, ésta es una suposición errónea, pues está comprobado que el daño en las vías respiratorias ocurre mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas; cuando surgen, los males ya avanzaron tanto que resulta muy difícil recuperar la función pulmonar. 



Mensaje Protector: cuando somos jóvenes, es difícil pensar en el futuro; sin embargo, cuánto destrucción podría evitarse si fuéramos precavidos. El hábito de fumar provoca, a la larga, una daño severo en nuestro organismo y en nuestro medio ambiente ¡Evítalo y decídete por ti!



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