viernes, 23 de octubre de 2015

Lección 4 : Fuertes dificultades con los hermanos

¿Alguna vez has escuchado la historia de Caín y Abel? En resumen, se trata del relato de dos hermanos, hijos de Adán y Eva, que vivían una plácida vida familiar; sin embargo, tal vez por la actitud de los padres o por su propia falta de autoestima, Caín decidió que su hermano era el "consentido", el que recibía más amor y cuidados de sus progenitores, lo cual no merecía. En consecuencia, un día decidió matarlo para acabar con esa situación que le lastimaba y molestaba tanto.


A veces, en la relación con nuestros hermanos consideramos que hay situaciones tan difíciles de resolver que sería mejor eliminarlos par vivir felices. Naturalmente, una vez que se presenta este sentimiento, hacemos todo lo posible para eliminarlo, para bloquearlo pensando que después de todo, son nuestros hermanos y los queremos ... ¿Qué dirían nuestros padres y nuestros amigos si supieran que llegamos a pensar en semejante barbaridad? Así, ocultamos nuestro enojo, la culpa nos paraliza y somos incapaces de expresar abiertamente nuestros verdaderos sentimientos.

No es que queramos matar a nuestro hermano o hermana, en realidad ni siquiera deseamos que algo le llegara a suceder; simplemente, el enojo ante la dificultad para comunicarnos con él, para lograr el respeto muto y para establecer una relación de igual a igual nos hace tener fantasías que consideramos inconfesables. Pero si no nos damos la oportunidad de expresar nuestros sentimientos, el temor y la culpa harán imposible resolver la dificultades con nuestros hermanos y marcarán nuestras relaciones en la vida adulta.


Tal vez en ciertos momentos lleguemos a pensar que definitivamente no existe posibilidad alguna de comunicarnos de forma directa con nuestros hermanos, que intentarlo sólo haría que las diferencias se hicieran más profundas y entonces la relación resultaría insoportable. Por esta misma razón será necesario usar nuestra imaginación para inventar nuevas formas de interrelacionarnos, con el fin de abrir un camino a la comunicación, el respeto y el apoyo mutuo, sin olvidar que, alguna vez, podría ser indispensable la intervención de una tercera persona en quien confíen ambas partes y que pueda ayudar con objetividad a resolver las diferencias.


Mensaje Protector: el enojo y l ira con los hermanos es natural; pero si es muy fuerte, ¡habla antes de pelear! Usa tu imaginación.

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