Esta semana trabajamos con el tema el amor a si mismo. Reconocimos que la autoestima es el resultado de relaciones e interacciones con los demás y con uno mismo.
Durante la adolescencia, la autoestima - es decir, el amor a sí mismo- experimenta altas y bajas. No te preocupes, te tenemos buenas noticias: entre otras causas, esto se debe a la serie de cambios en los niveles hormonales que sufre nuestro organismo.
Algunos días te levantarás con gran energía, te sentirás feliz y te agradará tu imagen en el espejo. En otros, en cambio, te sentirás cansado, triste y al mirarte en el espejo te encontrarás todo tipo de defectos. En defensa de tu autoestima, lo primero es aceptarte tal cual eres.
Hay cosas que sí podemos modificar a voluntad. Por ejemplo, practicar algún deporte, puede darte bienestar y confianza, además de una buena figura. Iniciar tus tareas a tiempo, para terminarlas sin sentirte presionado, también te hará sentir bien. Pero no te compares con otras personas en forma critica; recuerda siempre que eres súper único.
Una vez que has comprendido que eres un ser único y que tu valor como persona no lo puede sustituir nadie, deberás entender que tu autoestima no depende de la aprobación constante de los demás.
Como seres humanos, nuestra capacidad de aprender y cambiar es permanente y continua. Siempre estamos descubriendo distintas formas de tratar con la escuela, los amigos y la familia, así como enfrentando el éxito, el fracaso, los errores, las emociones y los problemas.
Algunas circunstancias de la vida diaria pueden provocar que tomemos decisiones poco firmes y si nuestra autoestima es baja o la medimos con base en la aprobación de los demás, podemos tomar determinaciones que después consideraremos equivocadas y que, en ocasiones, tendrán consecuencias irreparables.
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