Cambiar de domicilio o de escuela...
Dejar de ver a nuestros mejores amigos o familiares cercanos...
Afrontar la partida de un ser querido...
Uno de los aspectos más importantes como parte del crecimiento, es aprender a decir adiós o cerrar ciclos en nuestra vida. Las despedidas no necesariamente deben ser tristes; nos ayudan y forman parte de nuestro desarrollo para convertirnos en adultos con la capacidad de adaptarnos a los cambios y a los nuevos retos que nos enfrenta la vida.
Los cambios y el paso por diferentes etapas, nos permite conocer a nuevas personas, vivir nuevas experiencias, que traen consigo aprendizajes y variadas emociones.
Es normal sentir miedo, tristeza y hasta enojo por lo que ocurre y no podemos controlar; sin embargo, vivir y afrontar la situación, expresando lo que sientes, te da la oportunidad de soltar y seguir avanzando.
Los niños y las niñas, llevaron acabo ejercicios de imaginación, con el objetivo de retomar aprendizajes y momentos agradables, expresando emociones y poniendo palabras al dolor que les generó alguna pérdida. Se retomaron sentimientos, emociones, pensamientos y expresión corporal.
Como despedida simbólica, los participantes realizaron un árbol de la vida, en donde colocaron frutos que contenían recuerdos y mensajes que no lograron compartir con sus seres queridos.
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